
Las fuertes conexiones familiares y el hecho de estar empleado por un entusiasta de la música no impidieron que surgiera tensión entre el joven organista y las autoridades después de varios años en el puesto. Johann Sebastian estaba insatisfecho con el nivel de los cantantes del coro; pero su empleador estaba muy molesto después de que Bach se ausentara de Arnstadt sin autorización durante varios meses en 1705-1706 para visitar en Lübeck al gran maestro Dietrich Buxtehude y asistir a su abendmusiken en la iglesia de Santa María (Marienkirche). Este episodio bien conocido de la vida de Bach implicaba que tuvo que caminar unos 400 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta a pie para pasar tiempo con el hombre al que posiblemente consideraba como la figura máxima entre los organistas alemanes. El viaje reforzó el influjo del estilo de Buxtehude como fundamento de la obra temprana de Bach y el hecho de que alargase su visita durante varios meses sugiere que el tiempo que pasó con el anciano tenía un alto valor para su arte. Johann Sebastian quería convertirse en amanuense (asistente o sucesor) de Buxtehude, pero no quiso casarse con su hija, que era la condición para su nombramiento.18
A pesar de su cómoda posición en Arnstadt, hacia 1706 parece que Bach se dio cuenta de que necesitaba escapar del entorno familiar y avanzar en su carrera. Le ofrecieron un puesto mejor pagado como organista en la iglesia de San Blas (Divi Blasii) de Mühlhausen, Turingia, una importante ciudad al norte. El año siguiente, tomó posesión de este mejor puesto, con paga y condiciones significativamente superiores, incluyendo un buen coro. A los cuatro meses de haber llegado a Mühlhausen, se casó, el 17 de octubre de 1707, con Maria Barbara Bach, una prima suya en segundo grado, con quien tendría siete hijos, de los cuales cuatro llegaron a la edad adulta. Dos de ellos —Wilhelm Friedemann Bach y Carl Philipp Emanuel Bach— llegaron a ser compositores importantes en el ornamentado estilo Rococó que siguió al Barroco.
La iglesia y el ayuntamiento de la ciudad debían de estar orgullosos de su nuevo director musical. De buena gana aceptaron los requerimientos de Bach e invirtieron una gran suma en la renovación del órgano de la iglesia de San Blas, y les agradó tanto la elaborada cantata festiva que Bach escribió para la inauguración del nuevo concejo de la ciudad en 1708 —Gott ist mein König, BWV 71, claramente al estilo de Buxtehude— que pagaron complacidos la publicación de la obra, y en dos ocasiones, en años posteriores, tuvo que regresar el compositor para dirigirla.12
Sin embargo, su estancia en la ciudad terminaría el mismo año, cuando le fue ofrecido un puesto mejor en Weimar.
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